El 75% de los militantes del PSOE-A ha avalado a algún candidato. Una cifra muy alta que, una vez más, confirma el efecto movilizador que provocan los procesos de participación colectiva. Las primarias sólo están en duda en la mente de algunos dirigentes, pero los militantes de base y los ciudadanos las legitiman cada vez que tienen ocasión. La gente cree en las primarias, las ve como un elemento que fortalece la cohesión, la autoestima y el “posicionamiento” del partido.
No es razonable que no haya habido urnas. Si con tres candidatos solventes y un 75% de la militancia queriendo participar, no hemos votado, algo falla en el procedimiento. Puede que sea estatutario, pero no es correcto. Que ciertas barbaridades sean “estatutarias” no las hacen buenas, sólo quiere decir que los estatutos recogen ciertas barbaridades. Nos hemos quedado sin votar: lo que debería ser un proceso promotor de la decisión colectiva, ha terminado ahogándose a sí mismo.
Además del procedimiento, también ha habido defectos en su aplicación. Por ejemplo, no tiene sentido elegir al candidato tres años antes de las elecciones, incluso ante una eventual dimisión del actual presidente, si el elegido no es parlamentario y no puede sustituirle. Un elemento que nunca ha sido crítico en este proceso, en la medida que su resultado era previsible.
A pesar de todo, creo que cabe hacer una lectura en positivo: es mejor esto que lo que ha habido hasta ahora. Las primarias son un elemento ajeno a la cultura de partido del PSOE, que está apenas empezando a hacerse un hueco. Esta se suma a las experiencias anteriores y servirá de base para las futuras.
El problema principal que tienen las primarias en el PSOE es la resistencia de sus dirigentes, pero terminarán imponiéndose. Hasta ahora las han ignorado, manipulado o tolerado, pero no se las han creído. Las primarias han sido tradicionalmente utilizadas para legitimar las decisiones que ya habían tomado quienes las convocaban, como ha ocurrido ahora en gran medida.
Conozco a Susana Díaz, he compartido con ella muchas horas de trabajo, y sé que es una mujer resuelta y con capacidad. Le deseo mucho éxito, al que yo contribuiré, como he hecho con los candidatos que la han precedido. Su elección ha sido más participada que las anteriores y su legitimidad está fuera de duda (el 50% de los militantes la ha avalado directamente). Además, espero que ella sea capaz de impulsar una mejora del procedimiento que utilicemos en el futuro.
Creo que falta poco, que la presión social a favor de una mayor transparencia en los partidos políticos va ha ser decisiva. También creo que las bases del PSOE están pidiendo la palabra, que, en el futuro, la toma de decisiones será más compartida. Y que convertiremos las primarias en uno de esos procesos de “democracia deliberativa” (en el que uno de los elementos más importantes es tener tiempo para deliberar) de los que estamos tan necesitados para recuperar la credibilidad de quienes pretendemos que nos voten.