Hora de gobernar.- En último término, la política solo sirve para una cosa: mejorar las condiciones de vida de la gente; todo lo demás es instrumental. Y, de momento, el resultado de las elecciones municipales y autonómicas, el pluralismo, la ilusión de los nuevos concejales y parlamentarios, los éxitos de tantos, los pactos de progreso, los “sí se puede”, todos ellos, no han mejorado la vida de nadie. Eso empieza hoy. Ahora es el momento de transformar esas expectativas en realidades.
La izquierda plural. La izquierda es una mezcla heterogénea de una misma sustancia. No comparte “casa”, pero sí valores. Esos valores compartidos permanecen habitualmente centrifugados en un abanico de programas y siglas, que requieren la fuerza centrípeta de los pactos para recomponerse después de cada cita electoral. La izquierda solo puede interpretarse en esa dinámica de división y pacto. Nos podrá gustar más o menos, pero funciona así.
La pulsión de cambio. Desbancar a quien ostenta el poder es una tentación poderosa. Provocar el cambio puede ser más motivador que ser coherente con las ideas del partido. La tentación del cambio se ha impuesto a la coherencia de las ideas, por ejemplo, en Iznalloz (Granada) o en El Viso del Alcor (Sevilla), como yo lo hizo en Extremadura en 2011. También es lo que ha impedido a Podemos apoyar el gobierno de Andalucía. Colaborar con quien ya gobierna desde hace años no forma parte de las aspiraciones de los recién llegados a la política. Pero, ojo: es un juego personalista y poco democrático.
Los votantes están al mando (no lo militantes). Los militantes de los partidos son más “radicales” que sus votantes, por eso suelen ser malos analistas de la realidad política. La “consulta a las bases”, los referendos internos y las asambleas en círculo sirven para fijar posiciones de partido, pero suelen interpretar muy mal la voluntad de los ciudadanos. Así es como IU de Cuenca o Podemos de Gijón han terminado dando las alcaldías a la derecha. Los partidos no son propiedad de sus militantes, no son clubes, por eso deben facilitar la participación directa de los ciudadanos en sus grandes decisiones. No hace falta que los partidos sigan “interpretando” la voluntad popular; es mejor preguntar a los protagonistas.
Granada. Una pequeña reflexión en clave local: ha sido lamentable ver al alcalde de Granada atacando en lo personal al candidato de Ciudadanos durante la campaña. Ha sido sonrojante verlo después mendigar su apoyo a cambio de disculpas. Ha sido vergonzoso, en fin, contemplar a Pepe Torres (PP), a Sebastián Pérez (PP) y a Luis Salvador (C´s) mercadeando un pacto de gobierno ajeno a la ciudad, que ha tenido como único eje la ambición personal de sus protagonistas. Es una pena que estos tres sean los que finalmente gobiernen Granada.
Pablo bien, me alegra mucho que escribas. Me parece muy bien todo. Yo solo tengo que decirte qué: el cambio está en marcha y ya es irreversible, qué estoy muy contenta porque la forma de hacer política ya ha cambiado y a partir de ahora la gente será la protagonista de las decisiones políticas; siempre que quieran participar, en mi partido podrán hacerlo, nosotros desde el principio practicamos la democracia participativa, preguntamos todo y todo el mundo votamos todo. A mi esto me encanta. Y otra cosa grandiosa: la reducción de salarios de todos los cargos que han salido. Esto es predicar con el ejemplo, y es la primera vez que lo veo en los políticos, no pensaba que esto pudiera llegar nunca, pero ha llegado, gracias a Dios, y yo estoy muy feliz con este cambio maravillosos.!
Muchos besos a los cuatro primores míos. La Tita Mari.
ACLARACIÓN.- Cuando escribí el comentario anterior, no dejé suficientemente claro, qué el «Cambio» al que yo me refería era: el que ha traído el partido de PODEMOS, con su «Revolución Pacífica» para establecer «Otra Forma de Hacer Política Contando con la Gente».
Los políticos que yo he conocido, anteriores a PODEMOS, hacían una política sin la gente, y a mi no me gustaba. La que me gusta es la de la GENTE, que es la de PODEMOS. Aunque los otros partidos tradicionales, ya han empezado a copiarlos en algunas cosas, estas son siempre de poca envergadura, porque el sujeto profundo del cambio no han llegado a entenderlo todavía.
Siempre la política siempre. Va ha llegar un momento en el que ya non os acordeis ni de Marta ni de mi.😥 uuuuffffffffffffffffffffffffffffffffffffff